¿Han promocionado a alguno de tus compañeros y sientes envidia? ¿Te has enterado de que a algún antiguo compañero de otra empresa le va genial y eso te lleva a preguntarte porque a ti no? ¿Alguna persona cercana a ti ha conseguido un trabajo que le proporciona la calidad de vida que tú deseas y te has sorprendido envidiando esa vida?
Enhorabuena. La envidia ha llegado para darte un mensaje.
Con frecuencia me encuentro con muchos profesionales que sienten envidia cuando alguno de sus compañeros han sido promocionados o han conseguido algún ascenso y ellos no.
En otras ocasiones sienten envidia de que otros estén siendo reconocidos frente a los demás por haber logrado algo importante o haber finalizado un proyecto con éxito.
Otras veces la envidia simplemente aparece porque te reencuentras con una persona con la que compartiste parte de tu pasado en otra empresa o mientras estudiabas y observas que a esa persona le va tremendamente bien a nivel profesional mientras que a ti no.
Y en otras ocasiones simplemente es porque anhelas un tipo de vida del que ahora no puedes disfrutar.
Tienes envidia. Sí, he dicho envidia.
No tenemos por qué escondernos.
Y déjame que te diga una cosa.
Tienes todo el derecho del mundo a sentir envidia. Envidia, ira, enfado, enojo, cabreo… pues claro que sí.
Es más. Te animo a que continúes sintiendo esa envidia y permitas que invada todo tu cuerpo.
La envidia está aquí para traerte un poderoso mensaje y a continuación te desvelo las pautas que debes seguir para descifrarlo:
- Reconoce que tienes envidia.
Vivimos en una sociedad donde la envidia está mal vista. La palabra envidia tiene connotaciones tremendamente negativas. Y eso hace que niegues esa envidia en lugar de pararte a escucharla.
Asociamos la envidia a gente que se considera mala persona y sin escrúpulos. Gente en la que no se puede confiar y que sería capaz de cualquier cosa por conseguir lo que quiere.
Envidia, codicia, ambición… son palabras que tienen una gran carga negativa y que no son bien recibidas en la sociedad en la que vivimos.
Es probable que en el contexto cultural donde te has educado la envidia esté estigmatizada y las personas envidiosas estén socialmente mal vistas. De hecho te recuerdo que Cain mató a Abel, su propio hermano, por envidia.
Lo que ocurre es que como consideramos que sentir envidia es malo, muchas veces no admitimos su presencia y la mantenemos en la sombra, intentado negarnos que seamos personas envidiosas.
Le envidia ha venido para darte un mensaje muy importante para ti. Y lo mejor que puedes hacer es escucharlo.
Reconocer tu oscuridad es un paso importante para dejar que tu propia luz brille.
- Alégrate de sentir envidia.
Celebro que tengas envidia. El hecho de que tengas envidia significa que de alguna manera estás en conexión con el merecimiento. Eres una persona valiosa y por tanto mereces la vida que deseas.
- Desvincula a las personas de los hechos.
Sin embargo compararte con los demás no te está haciendo ningún favor a la hora de mantener una buena autoestima.
Tu valor es independiente del valor de los demás.
Eres una persona valiosa tal y como eres en este momento, con independencia de lo que pase ahí fuera, de lo que logren los demás o de lo que los demás piensen de ti.
Por lo que hazme el favor de amarte y respetarte y céntrate en tus necesidades y no en las necesidades de los demás.
Cuando pienses en el origen de tu envidia no te centres en las personas y céntrate en los hechos.
Lo que le pase a los demás es cosa suya. Mientras te estás ocupando de los asuntos de los demás, estás dejando de ocuparte de tus propios asuntos.
- Identifica tu necesidad.
La envidia te está mostrando algo que tú estás anhelando, no tengas en cuenta el quién y céntrate en el qué.
Simplemente pregúntate ¿Qué estás envidiando? ¿Qué te ha llevado a sentirte así? ¿Qué es aquello que no tienes y te gustaría tener?
Identifica qué carencias tienes, qué anhelos desearías alcanzar, qué vacíos sientes en tu vida, y cuéntate la verdad.
Identificar tus necesidades es el primer paso para moverte hacia ellas.
Permite que la vida te muestre hacia donde tienes que ir y hacia donde debes dirigir tu atención y tu energía.
¿Te gustaría tener un puesto de responsabilidad? ¿Te gustaría dirigir equipos más grandes? ¿Te gustaría disponer de más tiempo? ¿Ser una persona más eficaz y productiva? ¿O lo que anhelas es tener una vida más tranquila y equilibrada?
¿O por el contrario lo que necesitas es sentir reconocimiento por parte de los demás? En este caso ¿Cuál es tu nivel de autoestima? ¿Qué hace que necesites que los demás te valoren? ¿En qué medida el valor que concedes a tu propia persona está condicionado por lo que piensen terceras personas?
- Responsabilizate de ello.
Redirige tu energía.
Instalándote en la envidia lo único que consigues es malgastar una gran cantidad de energía y generarte un gran desgaste y sufrimiento. Recanaliza esa energía para conseguir aquello que deseas.
En estos momentos toda tu energía y tu atención se está enfocando hacia el lugar inadecuado. En el momento en el que aceptes tu envidia y tomes conciencia de qué es lo que quieres sentirás como una gran cantidad de energía se libera. Redirige esta energía hacia el lugar donde se encuentran tus deseos.
Y consigue lo que deseas haciendo uso de tu poder: la responsabilidad.
Creer que es posible es el primer paso para poder alcanzarlo.
A lo largo de mi vida y de mi carrera profesional he tenido muchas personas cercanas, en las que he podido observar cierto grado de envidia hacia otras personas. Y esto me ha permitido tomar conciencia de que la envidia es un gran motor para la consecución de objetivos. La pena es que si de algo me he dado cuenta es de que estas personas consiguen sus logros desde el sufrimiento y no desde el amor, y esto hace que por muchas cosas que consigan, nunca acaben de disfrutar por completo de aquello que ya tienen.
La suerte es que ese gran motor que es la envidia, proporciona una gran cantidad de información y genera una gran cantidad de energía que bien empleada te puede ayudar a conseguir resultados desde el amor.
En algunas ocasiones la envidia acompaña a la frustración. Es decir en ocasiones puede que hayas estado trabajando duramente por conseguir algo y el resultado no haya sido el que tú esperabas. Esto genera frustración, que no es más que el sentimiento negativo fruto de una gran decepción. La frustración no tiene por qué ir acompañada de envidia, pero en ocasiones, si personas que tenían tus mismos objetivos los han conseguido y tú no, puede que aparezca la envidia. De nuevo en este caso, enfocarte en las personas no te servirá de nada. Lo adecuado sería re-evaluar que es lo que podrías haber hecho diferente o si el objetivo en sí estaba bien definido.
Pero en otras ocasiones la envidia surge como fruto de la inacción. Es decir, surge en ocasiones en las que no has movido ni un dedo por conseguir nada, pero envidias los logros conseguidos por otras personas. Es en estos casos, cuando la envidia te está proporcionando información valiosa sobre necesidades o vacíos que deberías evaluar y en su caso decidir si es necesario emprender alguna acción para su consecución.
Aprovecha esta energia y tranfórmala en resultados.
¡Así que no dudes más! Durante esta semana me gustaría que reflexionaras sobre aquellas situaciones recientes en las que has sentido envidia, cómo puedes traducir la información obtenida en objetivos y como puedes redirigir tu energía hacia su consecución ¡Pasa a la acción!
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