Lo sé. Con trabajo y con esfuerzo has conseguido ir prosperando profesionalmente. Llegar hasta aquí ha sido duro. Eres una persona entregada y responsable. Y eso ha permitido que cada vez hayas ido asumiendo más responsabilidad.Pero a medida que has ido avanzando, la cantidad de trabajo, el número de personas que diriges y la falta de tiempo han ido creciendo. Y es tanta la responsabilidad, que sientes que en cualquier momento puedes meter la pata y que todo se vaya al garete, y eso dispara tu necesidad de que esté todo perfecto y que nada pueda fallar.
Por un lado, el liderar un equipo y un área te hace sentir bien, y tienes una gran sensación de responsabilidad. Eres como un pastor alemán que se esfuerza por garantizar que su hogar y sus cachorros salgan adelante. Pero el exceso de responsabilidad ha diparado tu estrés.
En primer lugar, porque eleva tu nivel de perfeccionismo y te lleva a que seas tremendamente exigente tanto contigo como con la gente de tu equipo.
En segundo lugar, porque eleva tu nivel de rigor ya que conlleva que tengas que rendir cuentas y eso incrementa aún más tu nivel de auto exigencia.
Y todo esto teniendo en cuenta que además hay veces que te toca afrontar cosas de las que no tienes ni idea. La consecuencia es que se disparan todos tus miedos. Miedo a no estar al nivel, miedo a que algo salga mal, miedo a cometer algún error, miedo a que tu equipo meta la pata, miedo a lo que los demás puedan pensar si haces algo mal, miedo a que tu director o responsable te hable mal, miedo al despido… A nivel emocional sientes un gran agobio y un tremendo estrés. Tienes la sensación de ir corriendo delante de un tren que tarde o temprano te va alcanzar y tu única salida es seguir corriendo hacia delante.
Como ya sabes, el estrés y la ansiedad no solo están haciendo que afloren multitud de molestias y dolores que estás sintomatizando en alguna o varias partes de tu cuerpo, sino que está minando tu energía y está haciéndote tremendamente infeliz, llevándote incluso a trasmitir esa energía a la genta a la que más quieres.
Me gustaría que te dieras cuenta de que para evolucionar profesionalmente necesitas trascender estos miedos y superar tu estrés.
«El estrés tiene efectos sobre tu visibilidad y sobre cómo te estás mostrando frente a terceros. Y la imagen que tenga la Dirección de ti, es clave a la hora de que decidan promocionarte»
Estás liderando desde el miedo. El estrés es el resultado del miedo. Y el miedo es el resultado de anticipar mentalmente hechos futuros que todavía no han pasado y en la mayoría de las ocasiones no tienen por qué pasar. Cuando lideras desde el miedo te estás mostrando al mundo de alguna de las dos siguientes formas (hay personas que manifiestan una y hay personas que manifiestan otra) y las dos te están impidiendo conseguir ese ascenso que deseas (y lo peor es que no te estás dando cuenta):
1.Te estás mostrando como una persona insegura:
- El miedo a que tu director o tu responsable identifiquen algún error, a que te perciban como una persona que no es lo suficientemente valida, a que te hablen mal o te despidan…, te esté llevando a conectar con la falta de confianza.
Y esto te lleva a que cuando muestras tu trabajo, lo expones o lo defiendes frente a terceros te proyectas como una persona indecisa, poco segura, incluso temblorosa en tu voz o en tus actos, y que trasmitas esa energía, de forma que la gente que te ve o que te escucha lo percibe. Y aunque el trabajo esté bien hecho, como tú proyectas inseguridad provocas falta de confianza y que tu responsable o director no acabe de confiar en el trabajo que le estás mostrando.
De forma que tu miedo a aparentar ser una persona que no es lo suficientemente valida te está llevando a que se te perciba como una persona que no es lo suficientemente valida.
¡Y lo peor de todo de todo es que no es verdad!
Seguramente tu objetivo sea mantener tu trabajo y tu posición, pero mostrándote a la dirección como una persona falta de confianza e insegura estás consiguiendo exactamente lo contrario.
¿Cómo solucionarlo?
La toma de conciencia de que esto está ocurriendo y de que estás consiguiendo lo contrario a lo que deseas, no puede más que invitarte a que te relajes. Se tú. Conecta con tu humanidad. Has hecho un buen trabajo y lo has hecho lo mejor que has podido entregándote al máximo, por lo que no te castigues tanto y no te tomes todo tan a pecho. Nadie tiene derecho a decirte nada. Y si cometes algún error, echa mano de tu asertividad para decir que lo solucionarás y ya está. Como ser humano que eres, tienes derecho a equivocarte. Permítete errar sin que te importe lo que los demás puedan pensar.
- Si eres muy perfeccionista, tu necesidad de que esté todo perfecto y de que todo esté hecho de la forma en que tú consideras que es la mejor, está teniendo dos efectos:
1. Si consigues que todo esté perfecto, la gran cantidad de energía que has tenido que emplear para conseguir que el trabajo esté lo suficientemente aceptable para ti, te ha llevado al agotamiento.
Esto hace que cuando muestras tu trabajo, lo expones o lo defiendes frente a terceros, proyectes cansancio, debilidad o falta de energía. Y el cansancio, muchas veces, se percibe desde fuera como inseguridad, ya que no tienes la suficiente fortaleza para argumentar tu trabajo o para afrontar objeciones.
2. Pero lo más normal es que no esté lo suficientemente perfecto o lo suficientemente bien, ya que tu alto nivel de exigencia, siempre te lleva a fijarte en aquellas cosas que podrían mejorarse, por minúsculas que sean.
Y esto te lleva a que cuando muestras tu trabajo, lo expones o lo defiendes frente a terceros, conectes con la inseguridad. No acabas de creerte que tu trabajo está bien, y por lo tanto esa es la energía que trasmites, de forma que, aunque tu trabajo esté bien, la gente que te ve o que te escucha, lo que ve o percibe es que tu trabajo no está bien.
Y aunque el trabajo esté perfecto, como tú no acabas de creerlo, provocas que los demás tampoco lo crean.
¿Cómo solucionarlo?
Lo más probable es que tu objetivo es que todo esté perfecto, seguramente para poder mostrarle a la dirección o tu responsable que has hecho un buen trabajo, que eres una persona de gran responsabilidad capaz de sacar adelante ese reto y cualquier otro. Pero estás consiguiendo exactamente lo contrario.
Simplemente con que tomes conciencia de que estás consiguiendo lo contrario a lo que deseas ya habrás dado un paso importante.
Así que no tienes más que relajarte. Confía en tu profesionalidad, has hecho un buen trabajo, no está perfecto, pero no está perfecto de acuerdo a tus propios criterios que son únicamente válidos para ti, los demás no tienen tú mismo nivel de exigencia, ni tus mismos estándares a la hora de determinar cuándo un trabajo está perfecto o no, así que relájate, tu trabajo está bien, y seguramente supera las expectativas de cualquier persona. No pongas el foco en detalles minuciosos que podrían mejorarse y que únicamente ves tú y pon el foco en aquellos temas que estás abordado haciendo uso de tu gran profesionalidad.
2. Te estás mostrando como una persona arrogante
- El estrés está provocando que tus nervios estén a flor de piel. Si eres de esas personas con pronto o de las que les cuesta controlarse, en ocasiones puedes ser percibido como arrogante.
Junto al estrés afloran todos tus miedos. Miedo a lo que los demás puedan pensar, miedo al fracaso, miedo al error… esto te lleva a que afloren todas tus inseguridades. Y al sentirte inseguro, cada vez que muestras tu trabajo a terceros, cada comentario o cada opinión que percibas que ponga en duda tu trabajo, te lleva a ponerte a la defensiva, en el fondo para ocultar tu miedo, y para aparentar firmeza, rigor y seguridad. La arrogancia puede ser percibida por terceros como falta de flexibilidad. Y la flexibilidad es una habilidad que un alto directivo o que una persona con un cargo de responsabilidad necesita tener a la hora de negociar. Las habilidades en negociación son claves, ya que para un puesto de dirección necesitas negociar con proveedores, acreedores, empleados, bancos, otras direcciones, otras empresas, o incluso organismos dependientes de la administración pública.
De modo que aunque tu objetivo sea mostrar firmeza, el resultado es que se te percibe como una persona falta de flexibilidad y carente de habilidades en negociación.
¿Cómo solucionarlo?
De nuevo, la simple toma de conciencia te ayudará a identificar las ocasiones en que esto pase y te permitirá que aflojes o te relajes a la hora de mostrar tu trabajo. La asertividad en este caso será tu gran aliada.
- En otras ocasiones, puede que tu necesidad de que todo el trabajo esté perfecto y que sea de la máxima calidad posible y que todo se ajuste a tus propios criterios de exigencia, te está llevando a ser una persona tremendamente exigente consigo misma. Pero no solo contigo también con los demás. Y esto te lleva a que cuando revisas el trabajo de alguien de tu equipo o le pides a alguien que se encargue de algún tema importante, nunca te parezca que el trabajo esté lo suficientemente bien hecho. Siempre hay algo que mejorar, algo que está pendiente, algo en lo que no se ha profundizado lo suficiente… y esto te lleva a conectar con el mal humor y la resignación.
El resultado es que ese mal humor lo manifiestas contigo. En ocasiones no lo haces visible a los demás y forma parte de tu dialogo interior. No haces más que decirte cuanto te cansa que la gente no haga bien su trabajo, que la gente de otras áreas nunca se responsabilicen de su trabajo, de lo mal que se trabaja en otros lugares de la empresa… y te generas una energía que en lugar de ayudarte a avanzar en la consecución del objetivo que persigues con ese trabajo, te bloquea o te atasca haciendo que rehagas constantemente el trabajo de los demás, consiguiendo con esto pérdidas de tiempo y faltas de eficiencia y eficacia.
En otras ocasiones ese mal humor lo haces visible, no eres capaz de contenerlo, y alzas la voz, hablas en tono poco apropiado a alguna persona de tu equipo o a personas de otras áreas o direcciones de la empresa. Y esto te está llevando a que desde fuera se te vea como una persona con pocas dotes de liderazgo de equipo, falta de asertividad y de inteligencia emocional.
Estas cualidades, como entenderás son clave en un alto directivo, y más cuando mayor es la empresa y mayor es la responsabilidad.
¿Cómo solucionarlo?
De nuevo, la simple toma de conciencia te ayudará a identificar las ocasiones en que esto pase y te permitirá que aflojes o te relajes a la hora de mostrar tu trabajo. Respira profundo, no te tomes todo tan a pecho, y despliega tu profesionalidad para hacer uso de tu comunicación asertiva.
El mi opinión trasdencer el estrés es clave a la hora de que te desarrolles profesionalmente y consigas ese puesto de alta dirección al que aspiras. En el proceso aprenderás todas las habilidades que requiere una persona con grandes dotes de liderazgo. Desde el equilibrio siempre conseguirás los mejores resultados. Controlar el estrés y no dejar que el estrés te controle a ti es mas facil de lo que piensas, simplemente es cuestión de habitos y habilidades. Pero como siempre te digo sin acción no hay resultados. Por lo que lanzate a acabar de una vez por todas con ese maldito estrés que te está lastrando. No dudes más ¡Pasa a la acción y actúa?
Durante esta semana me gustaría que reflexionaras sobre tu estrés y como te está afectando a la hora de mostrar tu trabajo frente a la Dirección o tu responsable. Y me encantaría que lo compartieses conmigo en los comentarios.
Por cierto, me gustaría decirte que ahora tienes disponible mi curso gratuito Súper Enfoque, el curso que te ayudará a desarrollar tu atención plena. Un curso en el que durante cinco días ejercitaremos juntos tu capacidad de atención. Un curso que te ayudará a mejorar tu capacidad para mantenerte en el momento presente, te ayudará a mejorar tu productividad y te permitirá vivir mas concientemente aquellas cosas que te hacen feliz en la vida.
Pues puedes empezar ahora mismo apuntándote aquí:
Para que la suscripción sea válida tendrás que confirmar el mail que te llagará a tu correo.