Debo confesarte una cosa.
Yo, que soy un gran defensor de la meditación, he perdido el hábito de meditar.
Medito puntualmente. Cuando siento que lo necesito.
Pero me gustaría recuperar el hábito de hacerlo a diario.
Ya te lo he contado en más de una ocasión.
Hace unos años atravesé una época de tanto estrés que, entre otras cosas, tuve que introducir la meditación en mi vida como una rutina diaria más.
Tenía tanto trabajo que sentía que no era capaz de llegar a todo. Era como si corriera delante de un tren que en cualquier momento me iba a alcanzar.
Tenía la sensación que de un momento a otro iba a ocurrir algo horrible, que iba a cometer algun fallo o algún error.
No hacía más que decirme «la vas a cagar y te van a despedir, vas a meter la pata, no vas a poder llegar a tiempo, vas a cometer algún error, los demás son mejores que tú… «
Y cientos de cosas similares.
Y mi mente estaba disparada.
Me imaginaba todo tipo de posibles situaciones angustiosas en las que acababa siendo despedido, sometido a la crítica de todos mis compañeros, defraudando a todos mis familiares… y aunque sólo eran imaginaciones, es decir, no eran reales, esos pensamientos me generaban angustia y sufrimiento.
Imagínate como me sentía.
Por si fuera poco, como consecuencia del estrés en ocasiones sentía presión en el pecho, otras veces tenía dolor cervical, dolor lumbar, dolor de articulaciones, picores, eccemas…
El catalogo de molestias y dolores era interminable.
Por que cuando no era uno, era otro.
Pero llegó un día en el que todo esto empezó a desaparecer.
¿Y sabes porqué?
Por que empecé a priorizarme.
A darme la importancia que me merecía.
¿Nunca te pasa que te enfocas tanto en en los demás que te olvidas de ti?
Tu trabajo, tu familia, tus amigos, tu casa, tu entorno… estás pendiente de todo.
Pero ¿Quién está pendiente de ti?
Sin duda lo que más me ayudó fue la Meditación.
Introduje la meditación en mi vida como una rutina diaria más.
Lo hacía todos los días, sin pensar, como ducharme o lavarme los dientes.
Fue milagrosa, la verdad.
Por eso siempre la recomiendo tanto.
Tiene tantos beneficios…
Aprendí a gestionarme y aprendí a meditar.
Con el tiempo mi estrés desapareció. Y ahora lo veo ya tan lejano que a veces me cuesta acordarme.
Y éste es el motivo por el que ya no estoy meditando tan asiduamente.
Por que me siento bien. Y aquello quedó atrás.
¿Pero sabes qué?
Quiero recuperar el hábito.
La meditación es una herramienta muy poderosa para controlar la atención. Y quién es dueño de su atención es dueño de sus resultados.
Porque aquello sobre lo que pones tu atención, se expande.
Es decir, donde pones tu foco, maximizas tu resultado.
Y por eso he decidido reincoporar este hábito en mi vida ¡Pero me gustaría que lo hicieramos juntos!
Meditación sin rollos raros.
Simplemente como una herramienta útil para controlar el estrés y la atención.
Algo fácil, rápido y sencillo que podamos incorporar en nuestra rutina diaria y que sea factible.
Es decir, que vayamos a hacer sí o sí. Sin excusas.
Simplemente una práctica efectiva y eficaz que se ha demostrado cientificamente que contribuye a reducir el estrés y a mejorar tus capacidades cognitivas.
Por eso si te parece una buena idea y quieres unirte a esta iniciativa en la que juntos introduciremos el hábito de meditar en nuestras vidas puedes apuntarte en el siguiente enlace:
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