Lo que pasa cuando conectas con el agradecimiento

¿Eres de esas personas que piensan que todo será mejor cuando cambies de trabajo? ¿Qué tu vida será diferente cuando tu jefe se vaya? ¿Qué tarde o temprano pasará algo que hará que las cosas cambien?¿Qué cuando consigas ese ascenso por fin pasarás a vivir mejor? ¿Qué cuando consigas esa subida salarial tus problemas desaparecerán?

Te pasas la vida esforzándote por que llegue ese momento en el que por fin vas a ser feliz.

Pero el tiempo pasa y pasa… y ese momento no acaba de llegar.

Déjame que te cuente mi historia personal a este respecto.

Recuerdo que en mis primeros años trabajando estaba  completamente entregado a lo que hacía, estaba deseando aprender, desarrollarme profesionalmente y evolucionar.

No me importaba esforzarme intensamente porque pensaba que aquel esfuerzo tarde o temprano se traduciría en un ascenso y en una mejora de mis condiciones económicas.

Y esto me motivaba a dejarme la piel en cada cosa que hacía.

Me pasaba el día pensando cómo podía conseguir ser más productivo, cómo podía conseguir hacer más cosas en menos tiempo y como podía avanzar de forma más rápida.

¿A ti también te ha pasado?

Recuerdo también que tanto esfuerzo tenía un coste.

Tenía que sacrificar pasar tiempo con mis amigos, ver menos a mi familia, dedicar menos tiempo a mis hobbies…

Y recuerdo que llegó un momento en que estaba agotado.

Y entonces apareció el estrés, empecé a sentir dolores de todo tipo en el cuerpo, ansiedad… pero no me importaba, yo seguía enfocado en mi objetivo profesional, en conseguir evolucionar dentro de la empresa en la que estaba trabajando.

El estrés no era más que un lastre. Una molestia que me impedía seguir adelante con la misma soltura y fluidez con la que había avanzado hasta ese momento.

Pero no me importaba, estaba seguro de que iba a ascender. Casi lo sentía. Estaba a punto de conseguirlo.

Y esto me motivaba a seguir esforzándome.

Y entonces apareció la negatividad. Mi vida se llenó de lastres, de dolores, de problemas… todo era malo, pésimo, negativo… siempre había cosas que estaban mal, situaciones que no había salido bien, personas a las que echar la culpa…

Los pensamientos negativos lo llenaron todo.

Y aun así, yo continuaba esforzándome por conseguir ese ascenso.

El tema es que cuando llegó el momento. Cuando llegó ese día en el que yo pensaba que por fin me iban a promocionar.  Cuando después de tanto tiempo esforzándome, por fin había llegado el esperado día ¿Sabes qué pasó?

Lo que pasó es que no me promocionaron. No conseguí ese ascenso.

Eso fue lo que pasó.

¿Qué te parece?

Por supuesto me hundí en la miseria.

De repente me quedé bloqueado.

Con la frustración de no haber conseguido mi objetivo y con toda la negatividad que había generado durante el proceso de intentarlo.

No sabía que había hecho mal. No sabía que podía haber hecho diferente. No sabía a quién o a qué podía echarle la culpa.

Lo único que sabía era que mi vida era una fiasco. Que había renunciado a pasar tiempo con mis seres queridos, con mi familia, con mis amigos… había renunciado a disfrutar de aquellas cosas que me  encantaba hacer y con las que disfrutaba…

¿Y sabes que pasó entonces?

Lo que pasó es que me di cuenta de que había estado pasando tanto tiempo persiguiendo el objetivo que me había olvidado de disfrutar del camino.

Así que comencé a respetar más mis prioridades, a pasar más tiempo con la gente a la que quería, comencé a hacer más deporte, a cuidarme más y disfrutar de mis hobbies…

Tomé conciencia de que me había pasado mucho tiempo intentando conseguir algo que me iba a dar una vida mejor… cuando en realidad mi vida ya tenía todos los ingredientes necesarios para ser mejor.

Lo único que estaba pasando, era que no había estado prestando la suficiente atención a esas cosas.

Pero estaban ya ahí.

Y fue entonces cuando comencé a instalarme más en el momento presente, a vivir mis relaciones familiares más conscientemente, a cuidar más mis amistades y a vivir cada encuentro o cada llamada como si fueran una situación única…

¿Y sabes qué ocurrió?

Que de repente comencé a sentir una extraña sensación que al principio no supe muy bien cómo definir pero a la que pronto fui capaz de poner nombre.

Comencé a sentir gratitud.

Comencé a sentir de forma muy consciente una sensación de amor que no había experimentado jamás  hasta ese momento.

¿Y sabes lo que paso?

Lo que pasó es que mi vida se reordenó a nivel profesional y personal.

Todo alcanzó un nuevo equilibrio.

Sin darme cuenta mis resultados comenzaron a ser mejores. Mi productividad comenzó a ser mayor. Mis relaciones a nivel profesional se afianzaron. Mi seguridad aumentó…

Y el esfuerzo que yo ponía en todo ello era mucho menor.

Todo transcurría de forma más fluida.

¿Y sabes lo más sorprendente?

Lo más sorprendente es que el ascenso llegó.

Lo que aprendí de todo esto es que la vida en ocasiones te pone las cosas difíciles para que puedas convertirte en la persona que necesitas ser para poder alcanzar tu objetivo.

Y esto tiene toda su lógica.

Si la vida te da algo cuando aún no estás preparada o preparado para recibirlo pueden pasar tres cosas;  o bien no te das cuenta de que lo has recibido, o bien no sabes cómo utilizarlo y sacarle todo el partido que le puedes sacar o bien no eres capaz de utilizarlo de forma constante en el tiempo sin sufrir.

Imagina que eres un niño de dos  años y te regalan una bicicleta nueva. Recibes un regalo de la vida, pero como no estás preparado para recibirlo, es probable que le des cualquier uso  menos el de bicicleta.

Por lo que seguramente esa bicicleta acabará apartada en algún rincón de la casa.

Pero  ¿Qué pasará cuando tres años más tarde te reencuentres con esa bicicleta? ¿Cuándo ya estés en disposición de recibirla? ¿Cuando ya puedas entender qué es lo que estás recibiendo y cómo puedes utilizarlo?

Toma conciencia de lo que ya tienes. Agradece a la vida cada una de esas cosas. Y confía en que te estás convirtiendo en la persona que necesitas ser para recibir lo que de forma inevitable tarde o temprano vas a recibir.

¡Así que no dudes más! Durante esta semana me gustaría que reflexionaras sobre todas aquellas cosas que ya tienes y por las que tienes mucho que agradecer a la vida ¡Pasa a la acción!

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