¿Haces un buen trabajo y por eso siempre te cae todo a ti? ¿Eres una persona resolutiva y eficaz y todo el mundo te pide ayuda? ¿Te gusta ayudar a los demás y al final acabas haciendo parte de su trabajo para dejar el tuyo propio sin hacer? ¿Tienes una lista interminable de tareas pendientes y no consigues acabar ninguna? ¿Sientes angustia y te la llevas contigo a casa?
Tienes que aprender a decir no
Te entiendo perfectamente, con frecuencia me encuentro con directivos o mandos intermedios que sienten un alto grado de angustia y estrés por la enorme cantidad de trabajo por hacer que tienen por delante en el desarrollo de sus funciones. Generalmente se trata de grandes profesionales con un gran sentimiento de responsabilidad que se esfuerzan por hacer su trabajo de forma excelente. Su entorno profesional es consciente de ello y esto desencadena que acaben atrayendo todas aquellas tareas de mayor complejidad o que pudieran conllevar algún riesgo dada la alta confianza que inspiran. En otras ocasiones me encuentro con profesionales tremendamente altruistas que se vuelcan en ayudar a los demás y dejan de hacer su propio trabajo para acabar haciendo el trabajo de sus compañeros. Sus colaboradores, el resto de su equipo o incluso gente de otros departamentos están acostumbrados a que siempre haya sido así y acuden a estas personas en cuanto sienten la necesidad resolver algún tema o tienen alguna dificultad.
Hacer las cosas de forma excelente y ayudar a los demás está muy bien, pero si este es tu caso y has llegado a una situación en la que la angustia y el estrés te están llevando al sufrimiento, estás empezando a llevarte los problemas a casa y a sintomatizar el estrés en tu cuerpo a través de dolores y pequeñas (o a veces grandes) molestias de todo tipo, tienes que comenzar a pensar en ti antes que en los demás y priorizar tus propias necesidades; aprender a decir «no».
A continuación te detallo una serie de claves que te ayudarán a la hora de aprender a decir no:
- Toma conciencia e identifícalo cuando suceda.
Tu tendencia natural es decir siempre que sí. Para ti es una practica inconsciente. En ocasiones cuando tu jefe o algún compañero te pide alguna colaboración tu instinto es responder sí sin ni siquiera pensarlo, y lo haces con absoluto desinterés y con afán de echar una mano a esa persona que te está pidiendo ayuda. Esto es natural. Especialmente si tenemos en cuenta que está demostrado científicamente que ayudar a los demás activa tus centros cerebrales de placer, es decir, eres una persona diseñada para vivir en comunidad y colaborar con tu entorno y que esto te haga sentir bien. El problema surge cuando tu carga de trabajo es tal que no puedes asumir nada más y tienes que enfocarte en tu propio trabajo. Por eso es importante que estés muy consciente cuando estés viviendo estas situaciones, que te des cuenta de que de nuevo esta volviendo a pasar, y que antes de responder sí, te pares un minuto y te preguntes ¿Puedo asumir algo mas? ¿Cuál es mi disponibilidad de tiempo? ¿Qué cosas ya estoy haciendo que no pueden esperar? ¿Si dejo de hacer mi propio trabajo para emprender esta nueva tarea cuales van a ser las consecuencias? Tomar conciencia de cuándo, cómo y en qué circunstancias suceden estas situaciones e identificar qué personas suelen reclamar tu ayuda te permitirá qué cuando estés viviendo estas situaciones estés más presente y te des cuenta que de nuevo está volviendo a pasar.
- Entrénate
Di siempre no. Hazlo como un entrenamiento. La inercia te está llevado a decir siempre que sí de forma inconsciente, y éste es un patrón con el que tienes que romper. Acostúmbrate a decir siempre que no, aunque sea durante un par de semanas de forma que consigas romper con ese hábito, y si tras reflexionar durante unos minutos es necesario que accedas y digas que sí, hazlo.
- Reflexiona sobre los motivos porque lo haces
Si eres de esas personas que siempre dice que sí para intentar agradar a los demás no te preocupes, es mas habitual de lo que parece. Probablemente has crecido en un entorno donde los patrones culturales, educacionales y religiosos te han llevado integrar la ayuda al prójimo como si fuera parte de tu ADN. Y esto está bien, mientras no te esté llevando al sufrimiento. Para que tú puedas ayudar a los demás y que tu entorno esté bien, lo más importante es que tú estés bien, sino difícilmente vas a conseguir ayudar a nadie. Quién va a necesitar ayuda vas a ser tú. Además, es una creencia irracional pensar que puedes agradar a todo el mundo, cuando haces esto estás dejando de ser tú, para convertirte en lo que los demás quieren que seas. Y tú eres un ser único y especial , con tus virtudes y tus defectos, con tus luces y con tus sombras, y habrá gente que te ame por ello y gente que no. Amate tú, enfócate en quienes te aman y olvídate del resto. Lo más importante es que seas tú y te expreses en tu máxima amplitud.
- Ten claro cuales son tus prioridades
A nivel profesional ten claro cuales son tus objetivos. Debes reflexionar sobre cuales son tus prioridades. Si en tu organización tenéis un plan de objetivos anual tendrás claro cuales son las prioridades durante el año, todo aquello que aparezca de forma adicional tendría que ser cuestionado. Por eso es importante que a la hora de fijar los objetivos anuales no digas a todo que sí y los negocies de acuerdo a tu disponibilidad de tiempo y recursos. Los objetivos deben ser realistas, y si te están llevando a horarios insostenibles y altas cargas de estrés, quiere decir que no lo están siendo y que no los has negociado lo suficientemente bien. Tenlo presente la próxima vez que fijéis los objetivos anuales. Si en tu organización no disponéis de un plan de objetivos anual, sé tú mismo quien ponga por escrito cuales son tus objetivos y prioridades profesionales, esto te ayudará a discernir lo que es importante.
- Sé asertivo
Despliega tu comunicación asertiva para argumentar tu no. Eres una persona de gran profesionalidad y haces tu trabajo de forma excelente. No dices que no por capricho, dices que no porque tienes motivos fundados para ello, porque no tienes recursos suficientes, porque necesitas más gente en tu equipo, porque no tienes tiempo material para hacerlo, porque te están pidiendo cosas que van más allá de tu ámbito de responsabilidad…argumenta tu respuesta y comunícala de forma asertiva, describiendo la realidad de forma objetiva y sin emitir juicios de valor, y con un tono tranquilo y equilibrado, e inevitablemente la otra parte te tendrá que entender.
- Reflexiona sobre las consecuencias
Si a nivel profesional dices a todo que sí, probablemente estás renunciando a vivir en plenitud tu vida personal. Ya no porque tengas horarios insostenibles que te estén llevando a no dedicarle a tu familia y tus hijos el tiempo que se merecen o renunciar a aquellas pequeñas cosas o hobbies que te apasiona hacer, sino porque el estrés y la angustia te están generando un sufrimiento que te está acompañando a casa cada día y te está lastrando a la hora de evolucionar como persona o a la hora de mantener relaciones de calidad con quienes te rodean. La consecuencia es que tu energía se está minando y por tanto tu productividad. Si comienzas a decir que no, y a destinar más tiempo a aquello que te hace vibrar, inevitablemente tu energía y tu productividad se verán mejoradas.
Desde mi experiencia personal lo más importante es tomar conciencia de que esto está pasando y que cada vez que vivas alguna de estas situaciones te des cuenta, sino difícilmente vas a poder evitarlas, es un patrón que está tan arraigado a ti que es muy difícil identificarlo a tiempo. Un proceso de coaching ejecutivo te puede ayudar ya que eleva tu nivel de conciencia y aumenta tu capacidad para identificar estas situaciones, otra cosa que puedes hacer para evitarlo es hacer un ejercicio de reflexión cada día, tener la determinación y proponértelo, para ello puedes destinar un par de minutos al final del día a pensar sobre a cuantas cosas has accedido durante el día a las que hubiera sido bueno que hubieses dicho que no, y escribirlas sobre papel. Desarrollar una buena autoestima es clave para ello, porque lo mas importante de todo es que tú estés bien y te des el valor que te mereces, solo así podrás desplegar tu máximo potencial. Y no pienses que por decir no estás siendo peor profesional, al contrario, estás desarrollando estrategias de negociación, priorizando, gestionando el tiempo… en definitiva aprendiendo una serie de competencias que son claves en puestos de alta dirección y que desarrollarán tus dotes de liderazgo.
Ahora es tu turno ¿Cómo te sentirás cuando digas que no? ¿Qué vas a hacer con todo el tiempo y toda la energía que ganes? No dudes más ¡Ponte fecha y actúa!
Si te interesa este tema también puedes leer mis post “Como conseguir que tu jefe reduzca la carga de lo que te está pidiendo (y sea feliz)” o leerte alguno de los libros que te detallo a continuación:
- Asertividad, expresión de una sana autoestima de Olga Castanyer.
- Focus de Daniel Goleman
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