Hace tiempo que quiero hablarte de la importancia de pasar la acción.
Si eres como la mayoría de las personas, seguro que en tu día a día hay montones de pequeñas molestias que toleras y con las que te has acostumbrado a vivir.
En otras ocasiones se trata de situaciones más graves que te afectan emocionalmente y que te impiden ser feliz, e incluso te generan sufrimiento, pero que asumes como normales o que justificas diciéndote “está es la vida que me ha tocado vivir” o “no hay nada que yo pueda hacer”.
Y por supuesto estas situaciones se pueden extrapolar a tu vida profesional: Un jefe o una jefa a la que no puedes soportar, esa persona en la empresa que no deja de hacerte la vida imposible, ese miembro de tu equipo que no sabes cómo gestionar, una alta competitividad dentro de la empresa que te afecta negativamente, algún compañero en quien no puedes confiar, unos horarios insostenibles que te impiden disfrutar de tu familia, una presión cortante que te hace ir todo el día con el corazón fuera del pecho, un estrés insoportable que sabes que tarde o temprano acabará afectando a tu salud…
El día tiene 24 horas. Si eliminamos las horas de sueño, permaneces en actividad unas 16 horas, y de esas 16 horas, dependiendo de la época del año y de tu trabajo, pasas de 9 a 11 horas desarrollando tu actividad laboral, a veces incluso más… eso quiere decir que el 68% de tu día a día te lo pasas en el trabajo.
¿Cómo ves tu vida laboral? ¿Qué calidad tiene tu tiempo en el trabajo? ¿Con que actitud vas a trabajar cada día? ¿Cómo es tu estado emocional? ¿Cómo te sientes los lunes por la mañana? ¿Qué tipo de relaciones tienes con la Dirección? ¿Qué tipo de relaciones tienes con tus compañeros? ¿Qué tipo de relaciones tienes con tu equipo?
«Pasas demasiado tiempo en el trabajo como para que éste se convierta en tu principal fuente de problemas»
Te has acostumbrado a vivir esta realidad y la asumes como normal.
Y por eso en este post me gustaría agitarte y hacerte abrir los ojos para que veas que esto no es normal y que te des cuenta de que tú puedes cambiar tu realidad.
Siento decirte que no vas a estar aquí para siempre. Pensamos que vamos a estar en este mundo de forma indefinida y que nuestras condiciones no van a cambiar. Si tenemos salud pensamos que la vamos a conservar eternamente. Si tenemos amor pensamos que siempre va a estar ahí. Si tenemos familia pensamos que van a permanecer a nuestro lado de por vida.
Pero esto no es así. Porque la vida es un constante cambio.
Por eso es importante aterrizar y tomar conciencia de que cuando sientas que no encuentras tu lugar y cuando observes que no eres feliz, siempre hay algo que puedes hacer.
Vuelve al aquí. Vuelve al ahora. Siente tus pies sobre la tierra. Siente tu piel sobre tu cuerpo. Observa con objetividad el mundo que te rodea y reflexiona largo y tendido sobre qué cosas sería bueno que cambiaras, como podrías cambiarlas y hacia dónde quieres liderar tu vida.
Evoluciona. Desarróllate como profesional y desarróllate como persona. Responsabilízate de tu vida. Elige. Decide. No permitas que el destino elija hacia dónde quieres ir. No permitas que otras personas decidan por ti qué es lo mejor para ti. No permitas que la inercia te arrastre sin un rumbo claro. No permitas que la marea decida tu dirección. No permitas que el viento te arrastre sin trayectoria.
Tú tienes un gran poder. El poder de decidir y el poder de actuar.
Asume tu responsabilidad. Elige cuál es tu destino. Elige hacia dónde quieres ir. Extiende tus alas, despliega tus velas, proyecta tu voz hacia el lugar al que te quieres dirigir.
Imagina que es posible. Imagina que consigues esa vida que tanto ansías, siente como alcanzas ese equilibrio vital que siempre has querido, observa cuanto amor, cuanta energía, escucha como serían los sonidos de esa vida, imagina que superas todos tus límites y todas tus barreras profesionales y que alcanzas esa situación que tanto anhelas.
Y para ello no tienes más que moverte y actuar, decidir desde el amor que es lo mejor para ti. No dudes en pedir ayuda si consideras que la necesitas. Muéstrate respeto y vive la vida que tu mereces vivir.
Amate. Respétate. Pasa a la acción. Actúa.
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