Cómo sentir mayor seguridad

Escúchame, si quieres, en la versión podcast:

Hace unos días una amiga mía que es actriz de teatro y que por su trabajo tiene que salir muy frecuentemente a un escenario y exponerse delante de mucha gente me preguntó

¿Oye David cómo puedo sentirme más segura?

Cuando hablé con ella me contó que al salir al escenario sentía una gran confianza y una gran seguridad, era como que se olvidaba de si misma y sentía una gran conexión con lo que estaba haciendo en ese momento.

Pero me confesó que durante los ensayos sentía una gran inseguridad.

Y es que en el momento de los ensayos no solo tenía que exponerse frente al director si no que también tenía que exponerse frente a todos sus compañeros.

Algunos de ellos intervenían en la actuación con ella pero el resto contemplaban el ensayo como espectadores intentando obtener algún aprendizaje o simplemente actuando como observadores.

En ese momento mi amiga comenzaba a sentirse observada, sentía la mirara de todos sus compañeros puesta sobre ella y de alguna manera comenzaba a sentirse juzgada.

Esto disparaba sus pensamientos y le llevaba a comenzar a pensar que no lo estaba haciendo lo suficientemente bien o que iba a cometer algún fallo de un momento a otro.

Esto tenía como consecuencia que comenzara a sentirse peor.

Y que lo que en principio eran solo pensamientos, comenzaran a convertirse en una realidad por culpa de los nervios. Movimientos desacertados, cambios en el tono de voz…

Mi amiga estaba muy preocupada porque esta sensación de inseguridad le molestaba mucho, especialmente porque cuando ella salía ante un público de verdad, se transformaba en la persona más segura y confiada del mundo.

Por eso me preguntó que podía hacer para sentirse más segura.

Déjame que te cuente una cosa.

La inseguridad es una compañera de  viaje que puede surgir en cualquier momento.

Se experimenta en todos los trabajos y en todas las profesiones.

Puede surgir en una presentación de un proyecto frente a la dirección, en la impartición de un curso a un grupo de personas, al coordinar una reunión en la que todos los asistentes son personas con un elevado nivel de experiencia, al afrontar un proyecto que es totalmente nuevo y del que no se sabe nada… hay muchas situaciones que pueden generar inseguridad.

  • Sentir inseguridad es normal.

Lo primero que necesitas saber es que sentir inseguridad es normal. Es una emoción con la que tenemos que aprender a vivir. Y mientras no sea una emoción limitante que te lleve a bloqueos o a evitar hacer cosas que te impiden llevar una vida normal,  experimentar esta emoción es completamente normal.

  • Gestiona a tu crítico interno

Lo siguiente que tendrías que hacer es gestionar a tu crítico interno.

Fíjate que en esos momentos tu inseguridad se desata sin que nadie te haya dicho nada. 

La persona que ha desencadenado tu inseguridad has sido tú. O más bien, una parte de ti. Tu crítico interno.

En ocasiones nosotros mismos somos nuestro jefe más exigente, nuestro profesor más tirano o nuestro mayor dictador. Esperamos de nosotros mismos un nivel de perfección que sabemos que muy pocas personas de nuestro alrededor son capaces de alcanzar.

Y ese nivel de exigencia lo canalizamos a través de nuestro crítico interno, esa parte de nosotros que constantemente está intentando sabotearnos.

Su objetivo es protegerte, mantenerte a salvo, en tu zona de confort.

Evitar cualquier riesgo. Evitar el fracaso. Evitar el no encajar en el grupo. Evitar el rechazo. O vete tu a saber qué en tu caso concreto. Y para ello intenta bloquearte o echarte para atrás pensando que si dejas de  exponerte y te mantienes inmóvil, cualquier riesgo desaparecerá.

Para afrontar esta situación necesitas identificar la voz de tu crítico interno y dejar de identificarte con ella.

Escucharla asumiendo el papel de observador y dejar de darle el poder que le estás dando. Preguntarte cuánto de verdad hay en eso que te estás contando y tomar conciencia de si el mensaje de tu crítico interno es cierto o no.

  • Tienes que desaprender la inseguridad aprendida.

Otro paso que tendrías que dar, es valorar si es necesario que desaprendas la inseguridad aprendida.

Hay profesiones en las que para evolucionar es necesario exponerse constantemente a la crítica de mentores, jefes o personas con un nivel profesional superior.

Esto pasa en un gran número de profesiones.  Sobretodo en aquellas en las que se busca la excelencia, como el teatro, el cine, la danza, la música… que son profesiones en las que la forma de ir mejorando es someterse a la corrección constante por parte de un tercero que te ve desde fuera y que busca que actúes con total precisión.

En este tipo de profesiones se suele corregir a la persona. Es decir, en otro tipo de trabajos la corrección o la critica recae sobre un documento, sobre un informe, sobre un producto… es fácil que el profesional y el trabajo realizado puedan separarse. Pero hay profesiones como el teatro, la danza, la canción, la música, la gimnasia rítmica, la medicina… que la corrección está directamente asociada a la persona. No hay forma de dar feedback sin que ello implique no apelar a la persona.

Y esto a nivel emocional pasa factura si no se sabe gestionar.

Aunque esto en realidad pasa en muchas profesiones donde constantemente se está buscando la perfección absoluta o donde hay un gran riesgo, como por ejemplo puede ser el caso de un médico cirujano, de un piloto….

Yo recuerdo que en mis primeros años trabajando como auditor, cuando todavía era muy junior,  no hacía más que recibir listas de puntos pendientes que necesitaban completarse o cosas que podían mejorarse. Era un trabajo en el que cualquier error podía llevar a asumir un gran riesgo, un alto coste o alguna sanción importante, y por ese motivo se buscaba constantemente la perfección.

Someterse al juicio de un tercero era la forma de mejorar.

El tema a destacar es que aquí, la forma de evolucionar profesionalmente no consiste en que alguien te diga constantemente lo que haces bien. Sino todo lo contrario. La forma de evolucionar es tener a alguien que constantemente te señale que es aquello que necesita mejorarse.

El feedback es una herramienta muy poderosa para evolucionar.

Y cuando tienes pocos años de experiencia tienes que aprender a recibir adecuadamente ese feedback sin que esto te afecte.

El problema surge cuando ya tienes muchos años de experiencia y esta inseguridad está todavía presente.

No te has dado cuenta pero durante todos estos años has estado sometido al juicio de un tercero y te has acostumbrado a convivir con esa inseguridad, pero ahora que eres una persona con un elevado nivel de experiencia es importante que desaprendas esa forma de actuar y desarrolles tu propio espíritu crítico.

  • Controla tus pensamientos 

Ante este tipo de situaciones es especialmente importante que controles tus pensamientos. Que te posiciones como espectador de tus propios pensamientos para darte cuenta de que estás anticipando posibles situaciones que son tan solo imaginaciones. Es lo que te estás contando. Pero no lo que está pasando o lo que va a pasar realmente.

Por tanto tienes que identificar tus pensamientos, dejarlos marchar y enfocarte única y exclusivamente en lo que estás haciendo en ese momento. Sin más.

  • Réstate importancia.

Lo siguiente que tendrías que hacer es restarte importancia y tomarte menos en serio. Eres una persona  muy profesional y con mucha experiencia y haces tu trabajo con una gran excelencia.

Pero mira, cometer errores es normal. Por muy perfeccionistas que seamos, siempre vamos a cometer algún error. Simple y llanamente porque somos seres humanos. No somos máquinas. Por tanto asume como normal que esto puede pasar y no le concedas ni tanto peso ni tanto valor, porque lo único que estás consiguiendo es hacerlo más grande. Que cobre más importancia. Cuando en realidad te interesa prestarle la menor importancia posible. Tu sigue actuando con la gran profesionalidad con la que actúas y si por algún extraño casual cometieras algún error, pues mira, pues has cometido un error y ya está, no le des tanta importancia, te darás cuenta de que al final la vida sigue y que no ha pasado nada con lo que no puedas vivir.

  • Deja de criticar o hablar de otras personas.

Muchas veces observo que las personas que más pendientes están de los demás, las personas que más juzgan o critican el trabajo de los demás y que hablan con otros compañeros de los errores de los demás o de las áreas de mejora de los demás, luego son víctimas de su propia formula.

Es decir, al hablar constantemente de los demás en su ausencia se produce el perverso efecto de comenzar a pensar que cuando tú estás ausente los demás también están hablando de ti. Y esto genera una gran inseguridad.

Por tanto deja de centrarte en el trabajo de los demás y empieza a centrarte única y exclusivamente en tu propio trabajo, porque  como siempre  te digo, mientras te estás ocupando de la vida de los demás, te estás dejando de ocupar de tu propia vida. 

Céntrate en tus frentes abiertos, no disperses tu atención y tu energía enfocándolas hacia otras personas, y pasa de lo que la gente pueda decir o pensar de ti. Tu enfócate en tus objetivos y ya está. 

Desde mi experiencia, la mayoría de profesionales que quieren trabajar conmigo para sentirse menos inseguros piensan que necesitan trabajar para sentir una mayor seguridad.

Pero déjame decirte una cosa. Lo que necesitas no es seguridad, lo que necesitas es coraje.

La sensación de inseguridad y la sensación de miedo a pequeña escala, son emociones que van asociadas a tu evolución. Cada vez que tengas una oportunidad de crecer profesionalmente y tengas por tanto un reto, estas emociones aflorarán. Son el síntoma de que estás dando pasos en la dirección adecuada.

Por tanto ten el coraje de actuar y seguir adelante aunque estén presentes, porque el hecho de que pases a la acción te ayudará a seguir siendo esa persona de gran profesionalidad que ya eres y a convertirte en esa persona de gran liderazgo que estás comenzando a ser.

Y ahora es tu turno.

Como parte de tu plan de acción de esta semana me gustaría que reflexionaras sobre la última ocasión que sentiste inseguridad, que identificaras el tipo de mensajes que te lanzaba tu crítico interno y que cuestionaras en que medida todo lo que te estaba diciendo era verdad o no.

 

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