Cómo reducir los síntomas de la ansiedad

Hace unos días un amigo me comentaba que por fin había solucionado una serie de problemas intestinales que arrastraba desde hacía tiempo.

Cuando me comentó como había conseguido que su problema desapareciera automáticamente me recordó algo parecido que me había pasado a mí en el pasado ante una serie de dolores derivados de la ansiedad.

Mi amigo llevaba dos años sin poder ir al baño con regularidad.

Y utilizo estos términos por aquello de ser políticamente correcto, pero la verdad es que tenía un auténtico problema.

Cuando muchos meses antes me había comentado que tenía este problema y que no hacía más que ir de médico en médico y que nadie conseguía identificar cuál era el motivo y cómo solucionarlo, me quedé muy preocupado.

En ese momento él ya estaba muy desanimado.

Había hecho cambios en su dieta, en sus hábitos diarios, había probado decenas de posturas y de ejercicios corporales para reforzar la zona abdominal, pero nada de esto le había dado buenos resultados.

En las pruebas médicas no se había detectado nada anómalo, ni en las resonancias, ni en la colonoscopia.

Mi amigo estaba muy preocupado y no hacía más que ir de médico en médico.

Pero le decían que  todo estaba bien.

Había probado incluso con medicinas alternativas. Pero su problema no se solucionaba.

La conclusión es que después de todo esto, no le había quedado otro remedio que asumir que iba a estar tomando laxantes durante el resto de su vida.

Dos años más tarde cambió de trabajo.

Tras una racha de suerte había encontrado un trabajo.

Había conseguido una plaza en la administración pública e iba a dar clases en un centro público de formación. 

Paralelamente a todo esto había decidido comenzar a estudiar una oposición para que esa plaza en la que estaba trabajando como interino pudiese convertirse en una plaza fija.

El tema es que durante los primeros meses tuvo que hacer frente a una gran cantidad de retos, nuevos compañeros, nuevas tareas, nuevos planes de estudio, preparación de temarios, gestión y organización de alumnos,… y por si esto fuera poco, estaba preparándose los temas de la oposición.

Recuerdo que durante ese tiempo había estado pasando por una época de fuerte estrés y había sufrido bastante.

Hace unos días, después de semanas sin vernos, se me ocurrió preguntarle cómo estaba de sus problemas intestinales.

¿Y sabes lo que me dijo?

Me dijo que estaba recuperado por completo.

Cuando escuché esto me quedé asombrado. Sobre todo por la cantidad de médicos que había estado visitando y el hecho de que ninguno consiguiera darle una solución.

-¿Cómo has conseguido recuperarte?- Le pregunté.

Él me miró y me dijo – ¿Recuerdas aquellas semanas, justo cuando empecé en el centro de formación,  en las que tuve tanto trabajo y que estaba tan preocupado por si cometía  algún error o hacía las cosas mal …?

Durante esas semanas estaba tan estresado que tenía toda mi energía y toda mi atención puesta en el trabajo.

La falta de tiempo, el estrés, las ganas de no querer decepcionar  a mis alumnos, lo incomodo y observado que me sentía por compañeros con más experiencia que yo… todo esto hizo que dejara de prestar atención a mis problemas intestinales.

Es decir, estaba tan preocupado por todo lo que me estaba pasando en el nuevo trabajo que cuando me di cuenta, mis problemas intestinales habían desaparecido.

Y creo que fue por el simple hecho de dejar de prestarle atención y cambiar mi foco.

Esto fue lo que mi amigo me dijo ¿Qué te parece?

A mi no me sorprendió porque es algo que veo pasar en muchos casos de personas que padecen ansiedad e incluso yo lo viví hace muchos años.

En mis primeros años de carrera profesional estaba tan estresado que durante una época, como consecuencia de la ansiedad me surgió una presión en el pecho.

Más que un dolor era como un peso constante que sentía en la zona del pecho.

Había acudido al médico en varias ocasiones, incluso había ido a urgencias…

Me hicieron varias pruebas,  hasta un electro por si se trataba de un infarto… . Pero nada.

No tenía nada. Los médicos me dijeron que aquel dolor era consecuencia de la ansiedad.

Yo viendo que el dolor no se me iba comencé a pensar que quizá los médicos estaban equivocados y esto hacía que esa obsesión hiciera que cada vez notase más esa presión en el pecho.

Esta situación duró semanas.

Un día estaba tan cansado que decicidí pasar de todo y me dije; Mira, estoy harto, si me muero, me muero… pero yo voy a dejar de estar obsesionado por este tema y voy a hacer una vida completamente normal.

Y comencé a dejar de prestar atención a este dolor.

¿Y sabes lo que pasó?

Lo que pasó es que poco a poco el dolor fue desapareciendo.

Cada vez lo fui sintiendo menos hasta que desapareció por completo.

Ahora, después de tantos años y desde que me dedico al coaching ejecutivo y he ayudado a tanta gente a eliminar su estrés y a conseguir resultados profesionales óptimos desde el equilibrio y la serenidad, soy consciente de que esta es una situación muy normal en casos de ansiedad.

En la mayoría de las ocasiones, cuando tienes un elevado nivel de estrés y se dispara la ansiedad, comienzan a aparecer pequeños, y a veces no tan pequeños, dolores y molestias por todo el cuerpo.

En algunos casos las personas con ansiedad tienen un nivel de pensamientos negativos tan elevado que comienzan a obsesionarse con estos dolores y estas molestias.

Y esto hace que al poner todo su foco y toda su atención,  en lugar de desaparecer, estas molestias vayan a más.

Por eso en muchas ocasiones la solución es dejar de prestarles atención.

Con esto no te estoy diciendo que no acudas a un médico. Al contrario, te recomiendo que vayas lo antes posible y que sigas sus instrucciones.

Ante un problema objetivo: dolor. Un reacción objetiva: acudir al médico.

Pero sí es importante que hagas lo posible por no obsesionarte y por no permitir que toda tu atención y toda tu energía vayan hacia esos dolores.

Ya que aquello en lo que depositas tu atención se hace más grande.

No te obsesiones y date permiso para soltar esta carga tan pasada.

Réstale importancia y permite que tus pensamientos se dirijan hacia otros aspectos de tu vida más positivos.

Comprobaras como esto contribuye a que los  síntomas del estrés desaparezcan.

¡Y ahora es tu turno! Como parte de tu plan de acción de esta semana me gustaría que identificaras aspectos positivos en tu vida (como por ejemplo, tus seres queridos o aquellos hobbies con los que disfrutas) y dirijas tu atención y tu energía hacia ellos varias veces al día. ¡No dudes más y pasa a la acción!

Por cierto, me gustaría decirte que ahora tienes disponible mi curso gratuito Súper Enfoque, el curso que te ayudará a desarrollar tu atención plena. Un curso en el que durante cinco días ejercitaremos juntos tu capacidad de atención. Un curso que te ayudará a mejorar tu capacidad para mantenerte en el momento presente, te ayudará a mejorar tu productividad y te permitirá vivir mas concientemente aquellas cosas que te hacen feliz en la vida.

Pues puedes empezar ahora mismo apuntándote aquí:


Para que la suscripción sea válida tendrás que confirmar el mail que te llagará a tu correo.

Deja tu comentario

Tu correo electónico no será publicado. Los campos obligatorios estan marcados con un *