Lo sé. Cuando acabas un proyecto o actividad importante o cumples con un hito complicado acabas con la energía por los suelos.
Durante la escalada no has parado ni un minuto. Te has sentido repleto de energía y con una gran actividad, y la euforia y el estrés de cumplir tu objetivo te han permitido actuar a un nivel de energía muy por encima del que para ti es normal.
Pero cuando por fin lo consigues y cumples con tu proyecto, tu actividad o tu hito, repentinamente te viene el bajón.
Y es entonces cuando comienzas a sentir el agotamiento y el cansancio.
Tienes que afrontar nuevos temas pero tienes una gran falta de motivación. A nivel mental te cuesta concéntrate y tienes poca claridad, y tu mente tiende a dispersarse con pensamientos más allá del trabajo.
Sin embargo la vida continúa y tú tienes que acometer nuevos retos. Y sabes que cada minuto es valioso, y que cualquier cosa que no hagas hoy, será mayor carga de trabajo para mañana.
La dificultad es que no sabes de donde sacar la energía necesaria para lanzarte a emprender nuevos trabajos.
A continuación te voy a detallar una serie de consejos que te ayudarán a la hora de recuperarte del bajón repentino tras un hito importante:
- Date permiso para descansar.
Es importante que te concedas permiso para descansar. Tras un hito importante sientes un gran agotamiento pero por otro lado eres consciente de que tienes que comenzar con nuevos retos y que no tienes tiempo que perder. Sin embargo el cansancio te impide ponerte en marcha, sabes que tienes que empezar pero te sientes incapaz, y el resultado es que comienzas a sentirte mal, tener remordimientos de conciencia y sentimientos de culpabilidad y tienes sentimientos contrapuestos; descanso frente a actividad. Esto te consume una gran cantidad de energía. Este ruido mental ni te permite actuar ni te permite descansar. Por eso es importante que descanses. Concédete unos días de relax o de baja actividad. No tienen por qué ser muchos días, pero sí alguno, en función de tu disponibilidad. Si crees que no tienes tiempo, no pienses en términos de gestión del tiempo y piensa en términos de gestión de la energía. Un mayor descanso hoy será una mayor productividad mañana. Agéndatelos si es necesario. Si fueras un atleta profesional y acabaras de competir en una carrera importante para la que te has estado preparando durante semanas ¿Crees que al día siguiente de la carrera volverías a correr en otra competición? Si los deportistas profesionales descansan tras una competición importante, ¿Porque no deberías hacerlo tú? Y recuerda que tú trabajas con la mente por lo que es especialmente importante que tu cabeza descanse. Ponte una fecha en la que sí o sí comenzarás de nuevo a estar en actividad. Cuando pase el plazo de descanso, lo importante es ponerse de nuevo en marcha, poco a poco la inercia te permitirá ir cogiendo de nuevo velocidad.
- Respeta tus horas de sueño
Escucha a tu cuerpo y concédele las horas de sueño que necesita. Has estado exponiendo a tu cuerpo a una excesiva sobreactividad y el efecto reparador del sueño permitirá que todo vuelva a su sitio. Durante el sueño tu organismo se regenera. El sueño mejora la función cognitiva y el humor, aumenta tu capacidad de concentración y tu creatividad, mejora tu respuesta inmune y aumenta tu resistencia física. Intenta alargar tus horas de sueño acostándote antes o levantándote algo más tarde y comprobarás como tu energía se verá reforzada.
- Haz deporte
El deporte pone a funcionar tu farmacia interior y despliega tu química cerebral. Cuando haces deporte tu cerebro comienza a segregar dopamina que es un neurotransmisor que además de proporcionarte sensación de placer, mejora tu memoria a corto plazo y tu atención.
El deporte genera endorfinas, que no son más que péptidos que funcionan como neurotransmisores generados por tu cerebro para contrarrestar los efectos de la fatiga, el dolor o el estrés producido por un ejercicio intenso y que actúan como un sedante natural. El resultado es una agradable sensación de bienestar general que te permitirá reducir tu estrés y sentirte mucho mejor.
Adicionalmente el ejercicio reduce tu tensión arterial y favorece tu circulación sanguínea. Te ayudará a desterrar el cansancio y permitirá que te sientas mucho más ágil y saludable. Como resultado te vas a sentir con una increíble vitalidad y fortaleza que se van a traducir en un aumento de tu productividad.
- Exponte a la luz solar
La exposición a la luz solar mejora notablemente su sistema circulatorio. El sol contribuye a mejorar la calidad de tu sangre e incrementa el número de glóbulos rojos y, de esta forma se mejora la capacidad de tu cuerpo para distribuir el oxígeno a todas las células de tu organismo. El número de glóbulos blancos en sangre también se ve incrementado, y por tanto se refuerzan las defensas de tu organismo frente a infecciones. Adicionalmente, el calor permite que se dilaten tus vasos sanguíneos, lo que favorece la circulación de la sangre y hace que tu corazón trabaje con un menor esfuerzo. El resultado de todo esto es que te sentirás con una mayor energía y vitalidad.
- Cuida tu alimentación
Evita aquellos alimentos que te restan energía o que te producen altibajos a nivel energético. Evita azucares y harinas refinadas que te producirán picos de insulina con sus correspondientes altibajos de energía.
Elige alimentos ricos en vitaminas del grupo B que te permitirán mantener una adecuada claridad mental y fortalecer tu memoria a la vez que te ayudarán a suavizar los síntomas del estrés y la ansiedad. Prima alimentos ricos en Omega 3 que contribuyen a la formación de neurotransmisores y a la buena circulación de arterias y capilares y te permitirán reducir el insomnio, el estrés y la ansiedad.
En mi opinión es importante que tomes conciencia sobre los motivos que te han llevado a experimentar este nivel de agotamiento. Lo ideal sería que hubieses tenido una carga de trabajo lo suficientemente homogénea y asumible como para alcanzar el hito de una forma ecológica y sostenible para ti. ¿Qué te ha llevado hasta aquí? ¿Ha sido un problema de planificación? ¿Ha sido un problema de organización? ¿Ha sido un problema de falta de recursos? ¿Ha sido un problema de procrastinación? ¿De desmotivación?
En mis primeros años este tipo de bajones solía ser habitual, especialmente cuando trabajaba en auditoria, donde tenía que llevar a cabo proyectos que durante dos o tres semanas acumulaban una gran intensidad de trabajo. Al finalizar un proyecto acababa exhausto. Pero tenía que sacar fuerzas de donde fuese porque inmediatamente después comenzaba con otro proyecto. Y esto se prolongaba durante meses, especialmente durante otoño y durante invierno. Cuando llegaba la primavera estaba destrozado. Con el tiempo aprendí a planificarme a medio y largo plazo y a distribuir mi tiempo y mi energía de forma homogénea. Planificarme me permitía identificar si iba a ser capaz de cumplir con el proyecto o no.
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